Pepe Contreras / Lucía 1959 / ChatGPT4
Capítulo 2: El profesor
Pepe Kanalla se sentó frente al profesor Álvaro Herrera, que lo miraba con nerviosismo. El detective había encontrado en el teléfono de Sergio varios mensajes de chat que lo vinculaban con el docente. Al parecer, Sergio era uno de sus alumnos y habían mantenido una relación secreta durante meses.
-¿Qué hacía usted con Sergio el día de su muerte? -preguntó Pepe con tono severo.
-Yo… yo no estaba con él -balbuceó el profesor-. Él me había dicho que iba a encontrarse con un amigo en el parque, pero yo no sabía quién era.
-¿Un amigo? ¿O un enemigo? -insinuó Pepe-. ¿No le parece extraño que lo apuñalaran en un lugar público y que nadie viera nada?
-No, no lo sé… yo no tengo nada que ver con eso -se defendió el profesor-. Yo quería a Sergio, él era mi pareja.
-¿Su pareja? -repitió Pepe con incredulidad-. ¿Y su esposa? ¿Y sus hijos? ¿Sabían ellos de su romance con un estudiante?
-No, no lo sabían… era algo que solo Sergio y yo compartíamos -confesó el profesor con lágrimas en los ojos-. Era algo especial, algo que me hacía sentir vivo.
-Pues ahora está muerto -sentenció Pepe-. Y usted es el principal sospechoso de su asesinato. ¿No será que lo mató por celos, por miedo a que lo descubrieran, o por algún otro motivo?
-No, no, no… yo no lo maté -negó el profesor-. Yo lo amaba, se lo juro.
Pepe Kanalla no le creyó. Algo en su instinto le decía que el profesor Álvaro ocultaba algo más. Pero…

Capítulo 3: El amigo misterioso
Pepe Kanalla decidió seguir la pista del amigo misterioso con el que Sergio se había citado en el parque. Según los mensajes de texto, se trataba de un tal David, que le había propuesto a Sergio un encuentro sexual a cambio de dinero. Pepe sospechaba que David era un proxeneta o un chantajista, y que quizás tenía algo que ver con el asesinato.
El detective rastreó el número de teléfono de David y lo localizó en un hotel de mala muerte en las afueras de la ciudad. Sin perder tiempo, se dirigió al lugar con su pistola y su placa. Al llegar, preguntó por David en la recepción, pero el empleado le dijo que no había nadie con ese nombre alojado allí. Pepe no se fió y le mostró su identificación.
-Soy el detective Pepe Kanalla y estoy investigando un homicidio -dijo-. Necesito hablar con David, el que está en la habitación 13.
-¿Homicidio? ¿Qué homicidio? -preguntó el empleado con nerviosismo.
-El de Sergio, un chico que fue apuñalado en el parque el otro día -respondió Pepe-. Sé que David lo conocía y que tenía una cita con él.
-¿Cómo lo sabe? -inquirió el empleado.
-Por los mensajes de texto que encontré en el teléfono de Sergio -explicó Pepe-. Ahora déjeme pasar o tendré que arrestarlo por obstrucción a la justicia.

El empleado se asustó y le entregó la llave de la habitación 13. Pepe subió las escaleras y se dirigió a la puerta. La abrió con cuidado y entró. Dentro, encontró a David sentado en la cama, con una maleta abierta y llena de dinero. Al ver a Pepe, se levantó y trató de escapar por la ventana, pero Pepe lo alcanzó y lo sujetó.
-¡Quieto, cabrón! -gritó Pepe-. Eres el sospechoso de un asesinato y tienes que venir conmigo.
-¡Suéltame, no he hecho nada! -protestó David-. Yo solo le ofrecí a Sergio un trabajo, nada más.
-¿Un trabajo? ¿De qué tipo? -preguntó Pepe.
-De… de modelo -mintió David-. Le dije que podía ganar mucho dinero posando para unas fotos.
-¿Unas fotos? ¿De qué tipo? -insistió Pepe.
-De… de ropa interior -inventó David-. Nada raro, solo ropa interior.
…(seguirá)
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