Pepe Contreras / Nova

En años recientes, las grandes urbes a nivel mundial han visto un incremento notable en la oferta de apartamentos turísticos.

Estos inmuebles, arrendados por periodos breves a viajeros mediante plataformas como Airbnb, han suscitado un amplio debate por su influencia en el dinamismo urbano y la disponibilidad de vivienda.

Si bien han reportado ventajas económicas para ciertos dueños y zonas, también han traído consigo desafíos importantes que repercuten en la comunidad local.

Según el Observatorio de la Vivienda https://provivienda.org/observatorio/el impacto de la pandemia, la crisis económica, social y sanitaria y el incremento de los precios de la vivienda ha empeorado la situación de las personas jóvenes para acceder a una vivienda adecuada. En la siguiente gráfica te mostramos qué porcentaje de jóvenes ha podido emanciparse en el último año:

Desplazamiento de residentes locales

Uno de los principales problemas asociados con los pisos turísticos es el desplazamiento de los residentes locales. La alta rentabilidad de alquilar a turistas en lugar de inquilinos a largo plazo ha llevado a muchos propietarios a retirar propiedades del mercado de alquiler convencional. Esto ha reducido drásticamente la disponibilidad de viviendas para los locales y ha incrementado los precios de alquiler.

Según un estudio del Instituto de Políticas de Vivienda (Housing Policy Institute), en ciudades como Barcelona y Ámsterdam, el alquiler de pisos turísticos ha contribuido a un aumento del 30% en los precios del alquiler en los últimos cinco años.

Transformación y degradación de barrios

El incremento de pisos turísticos también ha transformado la dinámica de muchos barrios, convirtiéndolos en zonas esencialmente turísticas. Esta conversión puede provocar una degradación de la identidad local y la pérdida de servicios básicos necesarios para los residentes tradicionales. Las tiendas locales desaparecen y son reemplazadas por negocios orientados exclusivamente a turistas, como tiendas de recuerdos, bares y restaurantes. Este cambio reduce la calidad de vida de los residentes que quedan, obligándolos eventualmente a mudarse.

Impacto en la convivencia y seguridad

Otro problema relevante es la alteración de la convivencia y la seguridad en los edificios residenciales. La constante rotación de turistas puede aumentar los niveles de ruido y disturbios, además de generar inseguridad debido a la presencia de personas extrañas sin un vínculo con el vecindario. Esto también puede hacer que los residentes se sientan desconectados de su comunidad.

Medidas regulatorias y soluciones

Varios gobiernos municipales han comenzado a implementar medidas para mitigar estos problemas. En lugares como San Francisco y Berlín, se han introducido reglamentos estrictos que limitan el tiempo que un propietario puede alquilar su vivienda a turistas. Estos requisitos a menudo van acompañados de sanciones fuertes para aquellos que incumplen las reglas. Además, algunas ciudades han implementado plataformas de registro obligatorias para los pisos turísticos, con el fin de tener un mejor control y supervisión de esta actividad.

Por otro lado, algunas ciudades han aumentado la fiscalidad sobre los pisos turísticos, utilizando estos ingresos adicionales para financiar viviendas asequibles y proyectos comunitarios. En Lisboa, el dinero recaudado por estos impuestos ha contribuido significativamente a la regeneración urbana y al desarrollo de nuevas viviendas para residentes de bajos ingresos.

Conclusión

El fenómeno de los pisos turísticos en grandes ciudades es un tema complejo con beneficios y desafíos. Si bien proporciona ingresos adicionales a algunos propietarios y beneficia a la economía local a través del turismo, también presenta serias desventajas para la comunidad residencial. Es imperativo que las ciudades continúen desarrollando e implementando medidas regulatorias que equilibren estos intereses divergentes, para garantizar que las áreas urbanas sigan siendo lugares habitables para todos sus residentes.

Este enfoque equilibrado puede ayudar a preservar la integridad y la accesibilidad de los barrios, asegurando al mismo tiempo que se cumplan las necesidades tanto de los residentes locales como de la industria turística.