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El último Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias del Programa Mundial de Alimentos (WFP) detalla cómo el número de personas enfrentando inseguridad alimentaria aguda ha aumentado, subrayando que las crisis económicas, junto con conflictos y fenómenos meteorológicos extremos, son impulsores clave de la inseguridad alimentaria.
La guerra en Ucrania y sus repercusiones en los precios de los alimentos han sido especialmente destacados en el aumento de la inseguridad alimentaria.

El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI) publicado por la FAO entre otros, resalta el incremento de personas que padecen hambre y cómo el mundo se aleja de los objetivos de erradicar el hambre para 2030. Este documento es fundamental para entender las tendencias globales y los factores que contribuyen a la malnutrición y la inseguridad alimentaria.
Aunque no se menciona un informe específico por su nombre, el Banco Mundial ha estado activo en proporcionar soluciones y análisis sobre la inseguridad alimentaria, especialmente cómo la inflación y la volatilidad en los mercados de alimentos afectan a los países de bajos ingresos.
La próxima asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) -la semana que viene- tiene los siguientes puntos de discusión clave:
- Bajo Crecimiento Económico y Alta Deuda Global: El FMI ha alertado sobre un «futuro difícil» marcado por un bajo crecimiento económico y una elevada deuda pública. Esto sugiere que la gestión de la deuda y la promoción de políticas para impulsar el crecimiento económico serán temas centrales.
- Inestabilidad Geopolítica: La inestabilidad geopolítica se ha mencionado como un factor que afecta la economía global. Esto puede incluir discusiones sobre cómo manejar las tensiones comerciales, las sanciones, y otros conflictos que impactan las cadenas de suministro y la economía mundial.
- Reconstrucción de Amortiguadores Económicos: La directora gerente del FMI ha señalado la necesidad de «reconstruir los amortiguadores para el próximo shock económico», lo cual que implica que se discutirán estrategias para fortalecer la resiliencia económica de los países ante futuras crisis.
- Crisis Alimentaria y Seguridad Alimentaria: Aunque no se menciona explícitamente en las declaraciones más recientes, la crisis alimentaria y la seguridad alimentaria suelen ser componentes de la discusión económica global, especialmente en cómo la política económica y el crecimiento afectan la capacidad de los países para asegurar el suministro de alimentos.
- Políticas Monetarias y Financieras: Dado el contexto de inflación controlada y la deuda, se espera que se debatan las políticas monetarias, cómo los bancos centrales deben ajustar sus estrategias, y la sostenibilidad de la deuda soberana.
- Desarrollo Sostenible y Cambio Climático: Aunque no se detalla en las fuentes más recientes, el FMI y otros organismos internacionales han estado integrando temas de desarrollo sostenible y adaptación al cambio climático en sus agendas, lo que podría incluir cómo las economías pueden transitionar hacia un crecimiento más sostenible.
- Reformas Estructurales: Se podría discutir la necesidad de reformas estructurales en los países para mejorar su productividad y competitividad, lo cual es crucial para manejar la deuda y el crecimiento económico.
La próxima asamblea, por tanto, está posicionada para abordar estos desafíos con el objetivo de fortalecer la economía global, preparar a las naciones para futuros shocks económicos, y discutir cómo la cooperación internacional puede mitigar los riesgos económicos y geopolíticos.

Se pregunta Hannah Ritchie en un espléndido artículo “ ¿En qué medida afectará el cambio climático a la producción de alimentos? ¿Dañará o beneficiará el rendimiento de los cultivos? ¿Podremos alimentar a 8, 9 o 10 mil millones de personas en un mundo más cálido?”.
Éstas son preguntas cruciales que está tratando de abordar en una serie de tres partes sobre el cambio climático y la agricultura.
En mi primer artículo, analicé las distintas formas en que el cambio climático afecta el rendimiento de los cultivos y el efecto que ya ha tenido en la producción mundial de alimentos. En esta entrega, analizaremos cómo podría afectar el cambio climático al rendimiento de los cultivos en el futuro.
A modo de recordatorio rápido, hay tres formas en que las emisiones de CO2 y el cambio climático pueden afectar la agricultura.
En primer lugar, las plantas pueden beneficiarse de mayores niveles de CO2 en la atmósfera; esto se llama “fertilización de carbono”. El trigo y el arroz, los llamados cultivos “C3”, pueden beneficiarse significativamente de una mayor cantidad de CO2 . El maíz, el mijo y el sorgo, los cultivos “C4”, se benefician muy poco, excepto en condiciones de sequía.
En segundo lugar, los cultivos se ven afectados por temperaturas más altas . Esto puede aumentar o disminuir los rendimientos según el tipo de cultivo y el lugar del mundo en el que se cultive. Para los agricultores de climas templados, donde las temperaturas son más bajas que las “óptimas” para ese cultivo, el cambio climático moderado puede aumentar potencialmente los rendimientos promedio. Para los agricultores de los trópicos o subtrópicos donde las temperaturas ya están en el nivel “óptimo” o lo han superado, las temperaturas más altas reducirán directamente los rendimientos.
Por último, los cultivos se ven afectados por la disponibilidad de agua . Los rendimientos disminuyen significativamente en situaciones de estrés hídrico y viceversa (inundaciones y anegamientos), por lo que la productividad de los cultivos disminuirá si el cambio climático aumenta la frecuencia o la intensidad de estos fenómenos.
El impacto final sobre el rendimiento de los cultivos combina todos los factores anteriores. Pueden compensarse o potenciarse mutuamente. Considerar solo uno de ellos podría llevar a conclusiones erróneas. Por eso nos llegan titulares simplistas y contrapuestos, como “Más CO2 y cambio climático son buenos para la agricultura” o “Las temperaturas más altas harán que el rendimiento de los cultivos se desplome en todo el mundo”.
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