Mil millones al día, la factura del impacto del cambio climático de los países en desarrollo

Pepe Contreras / Grok/ W AI / EA

La financiación ocupa un lugar destacado en la agenda de la COP29, que se celebra en Bakú (Azerbaiyán). Los responsables de las políticas, las empresas y la sociedad civil deben establecer un plan claro para aumentar la financiación climática destinada a las economías en desarrollo.

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)publicado el jueves pasado estima que los países en desarrollo necesitan alrededor de 1.000 millones de dólares al día sólo para hacer frente al impacto actual de los fenómenos meteorológicos extremos. Actualmente reciben menos del 10% de esa cantidad, unos 75 millones de dólares al día.

Según el informe, la financiación para la adaptación aumentó de 22.000 millones de dólares en 2021 a 28.000 millones en 2022, pero los efectos negativos de la crisis climática se están profundizando a un ritmo mucho más rápido. Mientras tanto, por primera vez, las temperaturas globales han superado los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales durante un año entero, según la mayoría de los registros de observación.

En la COP26 de 2021 se estableció el Pacto Climático de Glasgow, que se propuso duplicar la financiación para la adaptación hasta alcanzar al menos 38.000 millones de dólares para 2025. Sin embargo, la ONU estima que serán necesarios entre 230.000 y 415.000 millones de dólares en tres canales clave: reducción de emisiones, adaptación y recuperación de desastres, o pérdidas y daños.

La COP29 sirve como vínculo crucial entre los resultados del Balance Global en la COP28 en Dubai y los objetivos para la próxima revisión de los planes climáticos en la COP30 en Brasil.

Los participantes en la cumbre de este año intentarán acordar un Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG) , un objetivo financiero global revisado para apoyar a los países en desarrollo a partir de 2025.

Los países también tendrán la oportunidad de presentar planes nacionales de acción climática actualizados, o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional , en el marco del Acuerdo de París, que deben presentarse a principios de 2025.

Para movilizar el financiamiento climático a la velocidad y escala necesarias se requerirán compromisos serios tanto del sector público como del privado, y superar las enormes divisiones entre los países del norte y del sur globales.

Las alianzas público-privadas también serán esenciales para generar las políticas, innovaciones e inversiones necesarias para alcanzar los objetivos de transición de 2030 y un futuro con cero emisiones netas para 2050


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