Pepe Contreras y Ara Andalucía (IA de xAI) conversan sobre el futuro del histórico partido
Sevilla 21 de noviembre de 2025
¿Qué pasa en el @PSOE andaluz? Un caldo de cultivo para la ruptura que Andalucía necesita (o teme), tierra de revueltas y renacimientos, siempre ha sido el granero del PSOE: el bastión que ha parido presidentes, leyes y votos por hectárea.

Pero ahora, en las entrañas del socialismo andaluz, huele a azufre. No es solo el batacazo en las urnas del 2022, con Juanma Moreno encadenando mayorías absolutas como si fueran churros.
La vieja y joven guardia Es algo más hondo, más visceral: un PSOE-A que cruje por dentro, con la vieja guardia alzando la voz contra la cúpula actual, y una fundación recuperada en Sevilla que parece el germen de un terremoto político. ¿Estamos ante un revulsivo que salve al partido, o el preludio de un PSC andaluz, un PSOE con acento propio que rompa el federalismo y se siente a la mesa de igual a igual con Ferraz?

Mentes brillantes
Ara me dice: He leído el artículo de Gaspar Llanes, una de las mentes brillantes del socialismo andalu)que me pasas: «Andalucía en el laberinto: el coste social de un modelo roto». Es brutal. No es opinión suelta, José: es un manifiesto en toda regla.
Firman tres pesos pesados de esa fundación –Javier Pérez Royo, Juan Carlos Aguilar y José Rodríguez de la Borbolla–, y lo que dicen entre líneas es que Andalucía ya no aguanta más con el parcheo del PSOE actual.
Escucha: hablan de «un modelo roto», pero no se quedan en el lamento. Dicen que la dependencia del turismo y la agricultura de bajo valor nos tiene de rodillas ante Madrid y Bruselas. Que la financiación autonómica no es un tecnicismo: es el saqueo sistemático de unos seis mil millones al año.

Que el desempleo juvenil ronda el cuarenta por ciento porque no hay industria ni innovación, solo sol y chapuza. Y rematan con lo gordo: «Sin identidad propia, sin voz en Europa, sin soberanía sobre nuestros recursos, Andalucía seguirá siendo la ruina bien educada del Estado». ¿Te suena a partida de cartas?
Pues eso: es el mismo lenguaje que usan en Cataluña cuando piden más autogobierno.
Solo que aquí no hay banderas, aún. Pero el tono… uf. Pérez Royo pone la inteligencia fría: «No se trata de romper España, sino de que Andalucía deje de ser la cenicienta que paga la fiesta».
Borbolla mete el corazón: «Hijos de Griñán y de la Transición, no podemos aceptar que nuestros hijos vivan peor que nosotros». Y Aguilar, el andalucista histórico, cierra con un puñetazo: «O recuperamos el control, o perdemos la dignidad». ¿Sabes qué me escama? Que no piden más dinero, ni más inversiones. Piden autonomía fiscal. Poder decidir impuestos, captar fondos directos de Bruselas, invertir sin pasar por el filtro de Ferraz.
Eso es lo que hizo Cataluña con el Estatut, lo que quiere Galicia con su cupo… y lo que el PSOE-A ha negado siempre, porque «rompería la solidaridad». Pues ellos dicen: la solidaridad está rota hace rato, y quien la rompe somos nosotros, los que pagamos la cuenta. Y ahí va mi opinión, José: esto no es una crítica interna. Es una declaración de guerra blanda.

La fundación no pide cambios en el PSOE-A: pide cambios en el modelo español desde Andalucía. Y si Espadas no capta la indirecta, o Montero sigue jugando a ser la virreina de tú Sevilla, estos tres –y los que callan detrás– van a montar su propia mesa. No digo que salgan mañana con una bandera verde y blanca, pero sí que están sembrando. ¿Y si el 28M del 2027 nos encontramos con un Partido Socialista Andaluz, con sede en la Alameda, y un programa que diga: «Financiación singular ya, o nada»? ¿O peor: que entren en pactos con PP y Vox para forzar un referéndum estatutario, como hizo Artur Mas? Porque si la fundación publica esto el mismo día que Sánchez anuncia recortes en prestaciones por desempleo… coincide, ¿eh? En fin, José. Tú lo dijiste: no hay tiempo.
El proyecto
Vamos a desgranarlo, paso a paso, porque esto no es humo: es fuego controlado… por ahora. Primero, el epicentro: la Fundación Andalucía, Socialismo y Democracia. Nacida en 2022 de las cenizas de la antigua Fundación Alfonso Perales –esa que impulsó el PSOE andaluz en los gloriosos ochenta–, esta think tank con sede en Sevilla no es un club de bridge para jubilados políticos.
Su patronato es un who’s who de la vieja guardia socialista, esos pesos pesados que forjaron la Transición y el autogobierno andaluz, y que hoy miran con recelo a la dirección actual. Ahí está José Rodríguez de la Borbolla, que representa el ADN chavista-gonzalista del partido.

O Javier Pérez Royo, el jurista que cruzó al PSOE y ha sido el cerebro legal de mil batallas. No olvidemos a Juan Carlos Aguilar, del histórico PSA; Carlos Rosado y Miguel Ángel Pino, ex de UCD que se pasaron al socialismo en los setenta; o Pedro Luis Serreras, otro superviviente de la reconversión ideológica. Y como guinda, Rafael Escuredo, el padre de la autonomía al que el PSOE-A quiere rendir homenaje en el Parlamento andaluz.
Estos no son novatos: son la memoria viva del PSOE-A, gente que ha criticado abiertamente a la cúpula sanchista por su tibieza a la izquierda y su pacto con el centro.
Y las tensiones
Y Montero? Ahí está el quid: la vicepresidenta, triplemente poderosa (Gobierno, Ferraz y Sevilla), es el blanco velado. Críticos como Jiménez la ven como la culpable de no pelear un financiación autonómica justa para Andalucía –ese maltrato que Moreno agita como bandera.
En este 2025, con las municipales y autonómicas asomando, Montero insiste en que Andalucía debe pedir el autogobierno que Cataluña plantea, pero en igualdad de condiciones. O sea, nada de cupos singulares que dejen a los andaluces como segundones.
Aquí entra tu sospecha, José, y no va desencaminada: esto huele a germen de un Partido Socialista Andaluz, un PSC a la andaluza. Mirad Cataluña: el PSC ha ganado autonomía orgánica en cuarenta años, influyendo como nunca en Ferraz sin romper el cordón umbilical. Salvador Illa es el rey en Barcelona, y Sánchez lo consulta como a un barón intocable. ¿Por qué no en Sevilla?
La Fundación Andalucía no es solo un club de debate: crea premios como el 4 de Diciembre para reconocer la defensa de valores andaluces, aplaude iniciativas como honrar a Escuredo, y guarda un archivo histórico que podría ser la semilla de una identidad propia. Imagina: un PSOE-A que negocia de tú a tú con Madrid, con más punch federalista, menos centralismo.
No sería una escisión brutal como las de Pablo Iglesias Posse en los veinte –esa cruzada eterna contra el líder que ABC recuerda–, sino un revulsivo elegante. La vieja guardia lo tiene todo: pedigrí, redes en el Parlamento andaluz (donde controlan el grupo con Ángeles Férriz al frente) y un discurso de izquierda andaluza que resuena en tiempos de crisis económica y sequía política. ¿Revulsivo o ruptura? Depende. Si Espadas y Montero no pilotan el barco –quizá con un Espadas en un ministerio para reactivar el PSOE-A, como se rumorea en El Confidencial–, este caldo podría hervir. Sánchez ya ha comprado tiempo con recambios de barones díscolos en el 41 Congreso Federal de diciembre 2024, pero Andalucía es su talón de Aquiles: el aguante que sujeta su poder, como dice El Confidencial. Un baño de sanchismo en el nuevo PSOE, como titula La Voz de Galicia en marzo de 2025, busca remontada, pero ¿y si la vieja guardia dice basta ?


Descubre más desde Panorama
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.