Pepe Contreras / Ara Andalucía
Hay gente que sobrevive a la ruina y sale más afilada que un cuchillo Antonio Maíllo, por ejemplo, con el estómago abierto en canal hace nueve años, tres meses y medio de silencio, y aun así volvió sin rencor visible, solo con la misma voz ronca de siempre.

En vez de llorarse encima, se metió a coordinar vivienda, a pelear por derribar chabolas en Sevilla y poner techos dignos encima de cabezas que temblaban. No lo hizo por medallas; lo hizo porque recordaba cómo duele que te cierren la puerta en la cara.
Y hoy, en una entrevista que parecía inocente, ese mismo tipo le recuerda a un periodista que el dolor ajeno también deja cicatriz. Hay otros que, en cambio, pasan por el barro y luego olvidan que el barro mancha. Javier @Ruiz_Noticias despidos, noches en vela, el mundo entero escupiendo tu apellido en mayúsculas.
Debería saber lo que es que te juzguen antes de abrir la boca. Debería saber que cuando te hundes, hasta el agua sabe amarga. Pero ahí está, ahora, con luz de estudio en la cara y sueldo público en el bolsillo, soltando preguntas como si la humillación fuera un accesorio que se quita al salir del plató.
La pantalla se queda muda un latido entero, porque Javier reconoce el eco: es el mismo tono con que antes le hablaban a él. No es venganza; es recordatorio. Maíllo no necesita alzar la voz: la baja lo suficiente para que resuene.
Y ahí, en el silencio que sigue, se oye algo más que un reproche: se oye la vida de los que volvieron enteros, frente a los que volvieron con la memoria borrada. Porque hay gente que guarda las cicatrices como mapas; y hay quien las pinta de nuevo cada mañana, como si nunca hubieran sangrado.
Al final la luz se apaga, pero el ruido sigue: en X, en bares, en las colas del paro. Y mientras unos aplauden la lección, otros borran tuits avergonzados.
Maíllo no pide perdón ni lo necesita; solo recuerda. Eso ya es más de lo que muchos logran después de tanto tiempo bajo el agua. La mala memoria, decíamos. No es un defecto: es una elección. Y hoy, en Televisión Española, alguien eligió recordarlo todo. O casi todo.
Yo no me arrepiento de haberle brindado mi apoyo cuando lo necesitaba. Por eso estoy en mi derecho de decirle que debe restaurar esa relación con el político de izquierdas: una mala mañana la tiene cualquiera pero Maillo no se merece ese trato. Estoy completamente convencido que Javier hubiera sido incapaz de tratar así a Julio Anguita.
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