El último fin de año de Sergio (3 y final)

Pepe Contreras / Lucía 1959 / Bing ChatGPT-4

La luna llena iluminaba el parque, y el silencio de la noche era interrumpido solo por el susurro del viento. Carmen, con su corazón lleno de resentimiento y una navaja en la mano, se acercó a Sergio. Sus ojos se encontraron, y en ellos, Sergio pudo ver un reflejo de su pasado, un espejo de sus errores.

«¿Por qué, Carmen?» preguntó Sergio, su voz temblaba, no de miedo, sino de tristeza. «¿Por qué no podemos empezar de nuevo?»

Carmen soltó una risa amarga. «¿Empezar de nuevo? ¿Después de todo lo que has hecho? No, Sergio. No hay vuelta atrás.»

Con un movimiento rápido y preciso, la navaja encontró su objetivo.

Sergio cayó al suelo, su vida se desvanecía mientras la sangre se derramaba sobre el césped del parque. Carmen, con lágrimas en los ojos, miró a Sergio por última vez antes de desaparecer en la oscuridad.

Pepe Kanalla sabía que este caso sería más complicado de lo que había imaginado. Pero estaba decidido a encontrar la verdad, a hacer justicia. Por Sergio, por Carmen, y por todos los que habían sido afectados por esta tragedia.

CAPITULO 4 Noche de navaja

Después del asesinato, Carmen desapareció en la oscuridad de la noche. Su corazón estaba lleno de remordimiento y miedo. Sabía que había cruzado una línea de la que no podía volver atrás.

Se escondió en un lugar desconocido, tratando de procesar lo que había hecho. Pero la culpa la consumía día tras día. No podía comer, no podía dormir. La imagen de Sergio cayendo al suelo la perseguía en sus sueños.

Mientras tanto, Pepe Kanalla estaba en su búsqueda. Sabía que Carmen era la clave para resolver este caso. Pero Carmen era escurridiza, siempre un paso por delante de él.

Finalmente, después de semanas de búsqueda, Pepe encontró a Carmen. Estaba escondida en una pequeña casa de campo en las afueras de Jerez. Estaba demacrada, su rostro mostraba el peso de la culpa.

Pepe la arrestó y la llevó ante la justicia. Carmen confesó su crimen y fue condenada un año después por el asesinato de Sergio. Aunque estaba tras las rejas, Carmen sentía un extraño alivio. Al menos, pensó, finalmente podría pagar por lo que había hecho.

Y así, la historia del detective jerezano Pepe Kanalla y el trágico destino de Carmen y Sergio llegó a su fin. Pero para Pepe, siempre habría otro caso, otra historia que resolver. Porque esa era su vida, su pasión: buscar la verdad, sin importar lo difícil que fuera.

La noche cae sobre el parque, y con ella, un silencio inquietante. Las risas y los brindis han sido reemplazados por el eco de la soledad. El lugar que una vez fue un refugio de alegría y camaradería ahora es un recordatorio de la tragedia que ha ocurrido.

CAPITULO 5 En el tanatorio

En el tanatorio de la ciudad, Sergio yace en silencio. Su familia lo visita, pero sus amigos y colegas están notablemente ausentes. ¿Es el dolor de su pérdida demasiado para soportar? ¿O es la culpa de no haber estado allí para él cuando más los necesitaba?

La ciudad entera parece estar de luto. La gente camina con la cabeza gacha, sus rostros son un reflejo de la tristeza y la desolación que sienten. La vida de Sergio ha sido arrebatada demasiado pronto, y la ciudad siente su ausencia.

Pero en medio de esta oscuridad, hay una luz. Pepe Kanalla, el detective jerezano, está decidido a hacer justicia. Aunque el camino es difícil y el dolor es grande, sabe que es su deber descubrir la verdad. Por Sergio, por su familia, y por la ciudad que tanto ama.

Después del asesinato, el profesor quedó devastado. Había tenido una relación complicada con Sergio, llena de altibajos, pero nunca había deseado que le ocurriera algo tan terrible.

Se sumió en un profundo remordimiento y tristeza, cuestionándose si podría haber hecho algo para cambiar el destino de Sergio. Pasó días y noches en su oficina, repasando cada momento, cada conversación que tuvo con Sergio, buscando alguna señal que pudiera haber pasado por alto.

La noticia del asesinato también tuvo un impacto en su carrera profesional. Los padres y los estudiantes estaban preocupados y la administración de la escuela decidió que era mejor que tomara un tiempo libre hasta que las cosas se calmaran.

A pesar de todo, el profesor encontró la fuerza para seguir adelante. Comenzó a trabajar con jóvenes en riesgo en su tiempo libre, esperando poder hacer una diferencia en sus vidas y prevenir que sufran un destino similar al de Sergio.

La tragedia de Sergio cambió la vida del profesor para siempre. Pero en lugar de dejar que lo consumiera, eligió usar su dolor como un catalizador para el cambio y la esperanza. Aunque nunca podría olvidar a Sergio, estaba decidido a honrar su memoria ayudando a otros.


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