“Las dos Españas no existen, existe la mejor España”

Gaspar Llanes Díaz- Salazar

Diputado en Parlamento de Andalucía por PSOE de Andalucía

Hace 145 años en la España de la Restauración se alternaban en el poder dos partidos que representaban sólo a las élites y a la oligarquía: los liberales y los conservadores. Un siglo muy convulso de golpes de estado y pronunciamientos y con la verdadera España olvidada. Eran dos Españas: las élites y el pueblo llano.

En esos años las condiciones de vida del pueblo eran muy duras: la pobreza, la malnutrición, el analfabetismo y la falta de atención médica eran comunes. Para luchar contra eso se fundó el 2 de mayo de 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por 25 obreros y jóvenes intelectuales que lideró Pablo Iglesias Posse.

Su trabajo sentó las bases del partido y definió lo principios y objetivos que aún hoy perduran: la lucha constante por la libertad, la igualdad y la justicia social. Su lema sería hoy “construir una España mejor”.

Tras 145 años de historia, el PSOE ha pasado todo tipo de vicisitudes, pero ha dejado siempre su legado. Nadie puede negar que siempre luchó por la paz, por el diálogo y por el entendimiento.

Las derechas han boicoteado durante estos 145 años la mayor parte de los avances propuestos, apelando al discurso del miedo y a la idea de romper una España que en realidad nunca ha existido. Luego esos avances se han normalizado.

Hablamos de avances tan relevantes como el reconocimiento del estado las autonomías, la universalización de los derechos sociales, educación y sanidad y después de la dependencia, el derecho al divorcio, la igualdad de géneros, los derechos de la mujer, el derecho al matrimonio, la jornada de las ocho horas, los derechos laborales, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, la muerte digna y la propia ley contra el maltrato animal, y los grandes avances en infraestructuras, entre otros.

El PSOE siempre ha buscado el entendimiento y el consenso. Por eso siempre ha andado timorato en su agenda de transformaciones para modernizar España. Había tantas cosas por hacer que era mucho mejor ir poco a poco para asegurar los cambios.

Esa estrategia no ha sido mala pues gracias a ella el PSOE ha logrado grandes transformaciones a las que la derecha siempre se ha opuesto.  

Un camino lento, pero, poco a poco, gracias a la eficacia de las políticas progresistas, España ha logrado ser el país que, junto con Corea del Sur, mejor ha evolucionado en el mundo. Aunque aún quede mucho por hacer.

La derecha española aún no ha madurado lo suficiente para hacer lo mismo. El PP siempre ha entrado en un peligroso juego de odio y de romper ese marco de grandes consensos y de estabilidad que en España ha dado tan buenos resultados. En su día su discurso del odio fue tremendo contra lo que denominaba el felipismo, luego el zapaterismo y ahora toca el sanchismo.

Desinformación, bulos y confrontación. Esa es su receta de siempre gobierne quien gobierne de la izquierda. Primero fue con Aznar y luego con Rajoy. El mismo modelo y las mismas recetas neoliberales para hacer unas políticas de especulación y de degradación de los derechos laborales y de la calidad de vida del pueblo español para favorecer a las élites de siempre.

Rajoy hasta se atrevió a culpar de la situación de España a las autonomías y disminuyó drásticamente su financiación y, con ello, la sanidad y la educación pública sufrieron graves retrocesos. Fue el caldo de cultivo para exacerbar los problemas territoriales.

El PSOE siempre ha dejado una herencia a España de pacificación de los conflictos territoriales y del fin del terrorismo de ETA. Y curiosamente ahora se le acusa con expresiones que dan vergüenza y adjetivos calificativos que deberían dar pudor trasladarlos a la opinión pública.

Y lo hace el PP porque no puede atacar al PSOE con la economía, porque con el modelo socialdemócrata España ahora lidera la recuperación de la economía mundial tras la pandemia y la guerra de Ucrania. Unos resultados muy distintos a los que ellos impusieron diez años antes.

Tampoco con las medidas sociales porque son muy bien valoradas por el pueblo y ocultan que ellos se han opuesto. Por lo tanto, vuelven a la estrategia de confrontación de romper España, de sus dos Españas.

Una estrategia falsa y burda basada en la confrontación que es muy emocional y que consideran muy efectiva para sus propósitos partidistas.

Y lo hacen en un momento histórico donde de forma paradójica se ha reforzado más que nunca el Estado de las Autonomías y se logrado diluir el conflicto territorial heredado en Euskadi y Cataluña a mínimos.

Todos los españoles son iguales y tienen los mismos derechos. Lo importante no es con quien se llega a acuerdos dentro de la legalidad democrática para avanzar, sino que es lo que y para que se acuerda. Esa es la cuestión relevante en democracia.

Para esa estrategia de confrontación al PP le interesa la existencia de un partido como VOX, al que ha blanqueado. El primero fue Moreno Bonilla en Andalucía que lo hizo para ser presidente a cualquier coste, aún perdiendo las elecciones. Y lo hace porque el extremismo de VOX les permite reavivar su idea de siempre de las dos Españas.

*Imágenes creadas por IA

No creo en esas dos Españas que tanto hemos sufrido durante 145 años, como nunca creyó el PSOE. Ahora el PSOE ha perdido sus propios miedos. Su agenda reformista obedece al convencimiento de lo que es mejor para España y lo mejor es que lo que da buenos resultados. Nunca España ha estado tan bien valorada en los foros internacionales, ni los españoles y españolas hemos estado objetivamente mejor.

Queda mucho por hacer. Por eso prefiero centrarme en el futuro que es donde vamos a vivir el resto de nuestra vida.

En estos momentos históricos que vivimos el PSOE es más necesario que nunca. Y lo es en Cataluña y en Europa. Nos jugamos mucho en esas elecciones.

En Cataluña es necesario lograr romper el falso discurso de victimismo de los independentistas y tener un gobierno que apueste por la convivencia.

Y en Europa lograr mantener nuestro modelo de economía social de mercado que está en peligro ante los avances de la ultraderecha.

Hay mucho en juego en Europa porque de lo que pase en Europa depende nuestro futuro. Y lo que está en juego no es sólo todo lo que hemos logrado y podemos perder, sino también como dar pasos más allá. Se trata de decidir cómo queremos afrontar los grandes desafíos en esta nueva era donde tanto la disrupción de la tecnología, como el cambio climático pueden ampliar las desigualdades sociales. Los principios y valores progresistas europeos coinciden con lo que necesita España.

Los cambios económicos, tecnológicos y sociales que tenemos que afrontar requieren de unas fuerzas políticas que miren por el progreso y que sigan luchando para garantizar un futuro sostenible, inclusivo y equitativo para todos. La PAC y la política regional está en juego. La protección del medioambiente, la transición energética y que la disrupción tecnológica sea justa, está en juego. También de unas políticas anticíclicas diferentes para salir de las crisis.

Tras 145 años de historia, la España de hoy se parece mucho a la que soñaron un día esos fundadores del PSOE en 1879. Y quizás uno de los principales legados que podríamos dejarle es que esa idea de las dos Españas a difuminarse en el recuerdo. Las dos Españas no existen, existe la mejor España.

Y eso es lo que está en riesgo en el panorama de confrontación bulos y desinformación a la que nos abocan las derechas, sin ningún sentido de lo que realmente significa ser patriota, ser español y española.

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