Ángel Sanz Briz, el diplomático que desafió al Holocausto y salvó a 5.000 judíos: ¿Qué habría hecho en Gaza?

Pepe Contreras / Copilot / Nova

2236 palabras, tiempo estimado de lectura: 12 minutos.

¿Quizás la persona que salvó de la muerte a más de 5.000 judíos? ¿Qué habría hecho el diplomático español Ángel Sanz Briz ante la masacre humana que, día a día, anota cientos de víctimas en la franja de Gaza, en la guerra entre la organización Hamas y el sofisticado y bien equipado Ejército de Israel. Su familia está convencida que no habría permanecido impasible sobre todo después de la gesta heroica que, paso a paso, está obteniendo el reconocimiento que merece no sin algunas críticas por parte de independentistas (ERC).

“Los árabes nunca han aceptado que después de la Segunda Guerra Mundial le dieran una tierra a Israel y otra a ellos y desde el primer momento dijeron nosotros sí, pero ellos no y no han parado ni un minuto”, afirma Adela, de 81 años, hija mayor del diplomático. El 13 de junio de 1980 se le concedió a título póstumo la Gran Cruz de la Real y muy distinguida orden de Carlos III.

En 1989 en un acto presidido por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, el socialista Francisco Fernández Ordóñez y el embajador de Israel en España Shlomo Ben Ami, se le entregó a Adela Quijano, la viuda, la medalla de los Justos entre las Naciones concedida en 1976 por el Gobierno de Israel.

El 21 de octubre de 2021 el Centro Sefarad-Israel difundió la lista con todos los nombres de los judíos que recibieron la protección del diplomático español. La lista del Schindler español persigue localizar a los supervivientes, y de esa forma que se mantenga la memoria histórica.

Adela explica que como la comunidad sefardí era muy minoritaria su padre centró todos los esfuerzos en salvar a askenazi (o asquenazí), un término que se utiliza para referirse a los judíos que históricamente se asentaron en Europa central y oriental. El nombre proviene de la palabra hebrea Ashkenaz, que se usaba para designar a Alemania.

 Ángel Sanz Briz, conocido como el Ángel de Budapest, nació el 28 de septiembre de 1910 en Zaragoza, España, y falleció el 11 de junio de 1980 en Roma, Italia. Fue un destacado diplomático español, que sirvió como embajador durante la Segunda Guerra Mundial en Hungría. En 1944, salvó la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el Holocausto, proporcionando pasaportes españoles.

Por estos hechos, fue reconocido por Israel como «Justo entre las Naciones» en 1989. En 1942 contrajo matrimonio con Adela Quijano y Secades. Juntos tuvieron cinco hijos: Adela, Paloma, Pilar, Ángela y Juan Carlos. Todos trabajan activamente para dar a conocer la gesta de su padre quien desde 1944 ocupó  distintos puestos en las embajadas de Suiza, Hungria Guatemala, Perú, Países Bajos, Bélgica, República Popular China y fue embajador ante la Santa Sede.

Adela Sanz-Briz y Pepe Contreras. Imagen Alfonso Orellana

Si Sanz Briz estuviera vivo hoy, estaría profundamente preocupado por el conflicto entre palestinos e israelíes. Creía firmemente en la resolución pacífica de conflictos y habría trabajado incansablemente para encontrar una solución diplomática. La correspondencia diplomática entre el Gobierno español de Franco y Ángel Sanz hoy ha permitido confirmar que fue este último quien primero informó al dictador de la existencia del Holocausto.

Habría usado su experiencia y conexiones para mediar entre las dos partes, promoviendo el diálogo y la comprensión. Habría apelado a la comunidad internacional para brindar apoyo y recursos para construir la paz.

Su diplomacia se basaría en la creencia de que todas las vidas son valiosas. Habría trabajado incansablemente para detener la violencia, proteger a los civiles y crear un futuro mejor para israelíes y palestinos por igual. Eso siente Adela, su hija mayor.  Opina que el legado de Sanz Briz como diplomático humanitario sirve como un poderoso recordatorio del potencial de la diplomacia para prevenir el sufrimiento y construir un mundo más justo-

Al igual que durante el Holocausto, la diplomacia de Sanz Briz se basaría en la creencia de que todas las vidas son valiosas. Habría trabajado incansablemente para detener la violencia, proteger a los civiles y crear un futuro mejor para ambas partes…

“Los árabes nunca han aceptado que después de la Segunda Guerra Mundial le dieran una tierra a Israel y otra a ellos y desde el primer momento dijeron nosotros sí, pero ellos no y no han parado ni un minuto”, afirma Adela.

En los mismos días en los que su padre, el diplomático Ángel Sanz Briz, urdía un plan con el que consiguió evacuar a más de 5.000 judíos antes de que Hitler ordenara la detención y traslado de judíos y otros grupos minoritarios a hornos crematorios o campos de concentración.  

Adela explica que como la comunidad sefardí era muy minoritaria su padre centró todos los esfuerzos en salvar a askenazi (o asquenazí), un término que se utiliza para referirse a los judíos que históricamente se asentaron en Europa central y oriental. El nombre proviene de la palabra hebrea Ashkenaz, que originalmente se usaba para designar a Alemania.

Las comunidades askenazíes se establecieron principalmente en países como Alemania, Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Ucrania, Rumania, Moldavia, Rusia, Bielorrusia, Lituania y Letonia.

Los judíos askenazíes han jugado un papel fundamental en la historia del judaísmo, especialmente en Europa y América del Norte. Han sido responsables de la creación de importantes movimientos religiosos, culturales y sociales.

Su historia también está marcada por períodos de persecución y discriminación, como el Holocausto, que tuvo un impacto devastador en la comunidad askenazí quizás el grupo más importante dentro del judaísmo con una rica historia y cultura propia. Su legado ha tenido un impacto significativo en el mundo en diversos ámbitos.

Durante el Holocausto, la Alemania nazi y sus colaboradores llevaron a cabo el asesinato de seis millones de judíos en Europa y el norte de África, en un intento de exterminar al pueblo judío¹. Los judíos askenazíes, que constituían la mayoría de las comunidades judías en Europa, fueron particularmente afectados. Tras la Segunda Guerra Mundial, el 75% de los judíos europeos y un tercio de los judíos del mundo habían sido aniquilados¹.

En Alemania, a pesar de la emigración de aproximadamente 300.000 judíos alemanes en los años posteriores a la toma del poder de los nazis, quedaban casi 200.000 judíos al principio de la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, a los judíos que estaban en ese país, al igual que en todas las zonas de la Europa bajo ocupación alemana, los deportaron y mataron como parte de la “solución final”.

Las primeras deportaciones desde el Reich alemán se realizaron en febrero de 1940 como parte del Plan de Nisko y Lublin. A fines de septiembre de 1941, incluso antes de que se establecieran los campos de exterminio en la Polonia bajo ocupación, comenzaron las deportaciones sistemáticas de judíos desde Alemania.

Es importante destacar que, a pesar de las terribles condiciones, hubo actos de resistencia por parte de los judíos, incluyendo la formación de una fuerza militar capaz de defenderse de los alemanes⁴. Sin embargo, el Holocausto tuvo un impacto devastador en la comunidad askenazí y marcó un punto de inflexión en su historia.

La Segunda Guerra Mundial tuvo un inmenso costo humano, particularmente en Europa y Rusia. Los intensos combates y las atrocidades sistemáticas se cobraron la vida de millones de personas. En el frente europeo, se estima que murieron entre 40 y 50 millones de personas, incluidos civiles y militares.

Las pérdidas incluyeron hasta 25 millones de soviéticos, 5 millones de alemanes y millones de personas de otras nacionalidades europeas. En el frente ruso, la Unión Soviética sufrió las mayores pérdidas de cualquier país. Esta trágica cifra representó aproximadamente la mitad de todas las muertes relacionadas con la guerra en Europa.

Estados Unidos, que entró en la guerra en 1941, también sufrió pérdidas significativas. Se estima que 405.399 militares estadounidenses murieron durante la guerra, en su mayoría en operaciones en el Pacífico.

Los que fueron salvados

El Holocausto, perpetrado por la Alemania nazi, acabó con la vida de unos 6 millones de judíos y otros grupos minoritarios. Pero no todos murieron, el diplomático español Ángel Sanz Briz, destinado en Budapest (Hungría) con extrema habilidad y valentía, expidió salvoconductos que salvaron la vida a más de 5.000 judíos. La inmensa mayoría emprendió un éxodo que terminaría en un territorio, Palestina, que hoy es el escenario de un genocidio, de una guerra que la comunidad internacional es incapaz de parar.

“Mi padre era un hombre justo y siempre, siempre, siempre estaba actuando conforme a su justicia y a su vida, y fue un hombre súper recto y le hubiera parecido espantoso que esto volviera a empezar” afirma Adela.

Ella era un bebé cuando se marchó de Budapest. Adela Sanz Briz recibe a PANORAMA en una modesta casa en la costa gaditana. Pese al sol que luce con fuerza, el hogar permanece en una penumbra deliberada, que refleja modestia y tranquilidad. Está lleno de recuerdos de su padre, fotos de un español que -salvo la gran medalla al mérito civil que le concedió Felipe González en 1991- nunca ha tenido el gran homenaje que merece, su nombre permanece oculto para la mayoría.

Existen no obstante varios reconocimientos y monumentos en honor a Ángel Sanz Briz en España. En 1998, se emitió en España un sello conmemorativo, de la declaración de «Justo». El ayuntamiento de Madrid le concedió la Medalla de Oro y una placa conmemorativa señala el edificio en donde vivió en una conocida calle de esa capital.

En Cádiz, frente al puerto, se levanta un monolito en su honor. En 2022, el Ayuntamiento de Zaragoza quiso tener un reconocimiento especial con Sanz Briz creando un espacio ajardinado en la zona de entrada de la zona Antigua del Cementerio de Torrero, donde está.

Existen varios reconocimientos y monumentos en honor a Ángel Sanz Briz en España. En 1998, se emitió en España un sello conmemorativo, de la declaración de «Justo». El ayuntamiento de Madrid le concedió la Medalla de Oro y una placa conmemorativa señala el edificio en donde vivió en una conocida calle de esa capital.

Otra lista: españoles en campos de concentración

Entre los millones de enemigos políticos y raciales del Tercer Reich que sufrieron la deportación, los trabajos forzados y la eliminación tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial se encontraban miles de españoles exiliados de la Guerra Civil que recalaron en Mathausen, Sachsenhausen, Ravensbrück, Neuengamme, Buchenwald o Dachau, además de una amplia red de subcampos.

“Hasta hace poco, los datos oficiales contabilizaban una cifra de muertos españoles en los campos nazis imprecisas y a todas luces incompleta. Este libro estudia la documentación de las fuerzas aliadas, de los propios internos de los campos, de distintos recintos de la red concentracionaria y de administraciones como la francesa y la española, la mayoría poco tratada o inédita hasta el momento para el caso español” informa en un comunicado……….

El resultado de Deportados y olvidados

Los españoles en los campos de concentración nazi (La Esfera de los Libros) es una obra que recoge un nuevo listado de víctimas que amplía y actualiza sustancialmente las cifras manejadas hasta el momento por la historiografía española, según el comunicado. “Un trabajo de consulta y referencia indispensable para nuestro conocimiento del destino de los españoles bajo la máquina de guerra nazi y en el Holocausto”.

Diego Martínez (UFV) y Gutmaro Gómez (UCM) estarán acompañados por el editor de La esfera de los libros, Diego Afonso, y de Rosa Méndez, responsable de Educación, Holocausto y Antisemitismo de Centro Sefarad-Israel.

Ángel Sanz Briz, nacido el 28 de septiembre de 1910 en Zaragoza1, es una figura emblemática en la historia de la humanidad. Conocido como el “Ángel de Budapest” y el «Schindler español»1, su legado perdura en los corazones de miles de personas que deben su vida a su valentía y humanidad.

Sanz Briz comenzó su carrera diplomática en 19331 y fue destinado como embajador en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial2. En 1944, en medio del Holocausto, Sanz Briz salvó la vida de más de 5000 judíos húngaros1. Proporcionó pasaportes españoles a judíos que alegaban origen sefardí y posteriormente a cualquier judío perseguido, haciéndolos pasar por sefardíes2.

Su figura se alza como un faro de esperanza en tiempos oscuros. A pesar de la brutalidad y la inhumanidad de la guerra, Sanz Briz demostró que la compasión y la valentía pueden prevalecer. Su acción no solo salvó vidas, sino que también preservó la dignidad humana en un momento en que parecía haberse perdido.

Los recuerdos de Sanz Briz son un testimonio de su carácter excepcional. A pesar de las dificultades y los riesgos, nunca flaqueó en su misión de salvar vidas. Su legado sigue vivo en las historias de aquellos a quienes ayudó y en el reconocimiento de Israel como “Justo entre las Naciones” en 19892.

La significación de Sanz Briz radica en su humanidad y valentía. En un momento de desesperación y horror, eligió actuar, eligió salvar vidas. Su historia nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la bondad y la compasión pueden brillar con fuerza. Sanz Briz no es solo el “Ángel de Budapest”, es un ángel de la humanidad. Su vida y acciones son un recordatorio de lo que significa ser verdaderamente humano.

Deja un comentario